Penguin 2.0, la nueva versión del algoritmo de Google, ha afectado el posicionamiento de cerca del 2,5% de los sitios web, porcentaje que se suma al cambio que supuso la llegada de Penguin. Google ha dejado de ser un buscador previsible y por tanto fácilmente influenciable. Los resultados del buscador cada vez son menos sensibles a las tradicionales campañas SEO basadas en una serie de variables más o menos definidas. El algoritmo de Google posee ya un nivel de complejidad tal, con capacidades para relacionar miles de variables de las web indexadas y de los propios hábitos del usuario, que inevitablemente está expulsando del mercado a buena parte de los especialistas SEO. El posicionamiento orgánico en buscadores se está complicando, cada vez exige un mayor nivel de recursos y, en consecuencia, unos costes más elevados que sin embargo tampoco permiten garantizan plazos y resultados.
El buscador es capaz de rastrear, en décimas de segundo, billones de páginas web y encontrar y ofrecer los resultados que considera que mejor se ajustan a los términos de cada búsqueda. Por tanto para obtener resultados, mejorando el posicionamiento de un sitio web, hay que aportar aquello que Google y los internautas más valoran: Contenidos de calidad, textos, imágenes y vídeos originales. Los especialistas del posicionamiento, sin descuidar los elementos que han venido trabajando hasta el momento, cada vez más van a convertirse en creadores y editores de contenidos web a medida.
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